La crisis de la ciencia económica

La crisis de la ciencia económica

¿Pero qué está pasando aquí? Me temo lo peor, sabe usted señor. Es un poema de la balada de un hombre flaco (Bob Dylan).

Desde finales de siglo y lo que llevamos de éste en el campo de las ciencias sociales, lo que está sucediendo, está agrietando el muro académico relacionado con las ciencias económicas.

El análisis económico, se ha separado en numerosas ocasiones del mundo real, los modelos matemáticos de análisis económico, están quebrando igual que lo hizo el Lehman Brothers, que aplicaba el modelo Value at Risk (VaR), tan sólo una muestra, al modelo VaR, de le ha culpado de la crisis económica actual por el Comité de Ciencia y Tecnología del Congreso de los EEUU, que juzga por primera vez en sede parlamentaria el impacto de un modelo matemático teórico sobre el mundo real.

Las sospechas continúan y se ciernen sobre la eficacia de la ciencia económica como método eficaz de enfoque de una ciencia exacta donde los supuestos de partida, se separan de los «sentimientos humanos», en palabras de Martín Sevilla, (dominical del diario información del 25/10/2009). Esto es se apartan a una segunda fila las personas de un mundo regentado por el funcionamiento «armónico» de las fuerzas del mercado. En el modelo matemático de análisis económico, la oferta se iguala a la demanda.

La caída del muro, ahora hace 20 años, puso de manifiesto la evidente caída de los regímenes comunistas, seguida de la transformación china y del bastión cubano, que también son reflejo de crisis de la ciencia económica, en su análisis matemático aplicado a la planificación central, por llevar a creer nada más lejos de la realidad que se puede controlar y dirigir la economía, mediante el equilibrio numérico fuera de la acción de los seres humanos.

No acaban aquí las cuestiones, la transformación de la ciencia económica también se evidencia, en la aplicación de los principios  rigen en la economía, los rendimientos decrecientes, que todo el mundo sabe, que en economía la base su método es el análisis físico de los recursos como bienes limitados, su agotamiento o la transformación natural. El Premio Nobel de Economía de este año ha ido a Elinor Ostrom, de la Universidad de Indiana, por su obra «El Gobierno de los Bienes Comunes» su estudio dirigido al aprovechamiento de bienes como los pastizales y recursos forestales, las pesquerías, los ríos y acuíferos, es también una muestra de la crisis de la ciencia económica. Enseguida los economistas más antiguos, que se quieren incorporarse al cambio, han dicho, sí, de acuerdo, es aplicable, también al uso de los pozos de petróleo, yacimientos de gas, y de la energía. Pero sorpresa, eso no es lo más importante para los que los retos de la ciencia económica, respondan a lo que la academia no ha querido ver, y es que se ha sustraído el reconocimiento de la transformación de la ciencia económica, por el gobierno de otro tipo de bienes, como son las redes de Internet y los sistemas informáticos, y es que estos bienes, más que saturar los recursos lo que hacen es multiplicar sus efectos y su potencial al incrementar, el acceso de los usuarios a la información y romper la asimetría de los mercados creando al mismo tiempo intercambios de información que producen a su vez un conocimiento, que no se agota con su uso.

El conocimiento, entendido como recurso económico, más que agotarse crece, por lo que asistimos a la crisis de la ciencia económica, al poner en entredicho, que un consumo extinga un recurso, esto produce muchas y varias externalidades. Al contrario, el recurso conocimiento crece cuanto más se usa. Los modelos de crecimiento económico que estudian estos efectos se denominan en la ciencia económica, como modelos endógenos, y su principal exponente es P. Romer de la Universidad de Stamford, cuyos proyectos se pueden ver en www.chartercities.org/ y al cual le podrían haber dado el Nobel, pero no, el muro físico y material sigue predominando en la ciencia económica, hay una norma no escrita.

La grieta no solo se manifiesta en el campo del análisis macroeconómico, también en el de las empresas, porque en este entorno tan cambiante influido por el impacto tecnológico, sirve los procedimientos de calculo de resultados como el contable para medir los hechos económicos, la respuesta puede ser afirmativa, pero se condicona cuando esos hechos son relacionados con la creación de bienes intangibles. Los métodos contables sabemos que reflejan siempre un hecho pasado, es el espejo retrovisor del vehículo, si en el análisis microeconómico las empresas quieren alinear el cambio y la estrategia deben de medir con otras técnicas estadísticas, distintas de la contabilidad, la gestión del conocimiento y de los recursos humanos se presenta aquí como un aspirante a ayudar a ello, como ejemplo tenemos el Balanced Scorecard de Caplan y Nortom, a los cuales por esta creación también les podrían haber dado el Premio Nobel.

La reflexión final es que a la ciencia económica le va mal, tiene el reto de explicar como los cambios que se están produciendo en una sociedad tan abierta y necesitada de soluciones, y no puede pero intentará ayudar a la humanidad, o a los más ricos y poderosos como hasta ahora, salvo que lo haga pronto, otros tendrán que hacerlo desde el mundo de las ciencias sociales, si no se puede desde el muro físico.

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