La innovación y la política de empleo

La innovación es una de las causas del progreso tecnológico, el uso intensivo de la tecnología como todo el mundo sabe incrementa la productividad, que es una relación entre la producción y el nivel de recurso utilizado (capital o trabajo). El análisis de la relación entre la tecnología y la economía tradicional consideraba a ésta como “la caja negra” y en teoría “lo tecnológico” ha circulado en un sentido unidireccional o en relación lineal (el llamado advenimiento tecnológico, o el determinismo tecnológico), como algo que viene dado por la ciencia, algo en lo que socialmente no se puede influir. En sentido técnico-económico, se consideraba una variable exógena (desde fuera) a la función de producción, el progreso del factor tecnológico (capital o trabajo) ya se considera a la tecnología como elemento endógeno (desde dentro), esto es, aceptar propuestas a nivel macroeconómico de adopción de políticas que fomenten el crecimiento endógeno, pero también a nivel microeconómico, se están adoptando por las empresas, sistemas de gestión del conocimiento, basados en la inteligencia de negocio, en el que además las TIC, han de adoptarse como un elemento estratégico.

La hipótesis de influencia de la innovación, está convencionalmente entendida como la aplicación de cualquier tipo de conocimiento que genere un valor o de una mejora de proceso o de la organización, entonces las instituciones políticas y sociales deben de aplicar políticas de innovación. ¿Cuáles son esas políticas? En un principio son las que fomentan la generación de recursos como la mejora del conocimiento y la innovación, debe ser una política integral y coordinada con las instituciones del mercado de trabajo, la política de empleo y de productos. Los ejes principales de esa política son:

Una política de generación de innovaciones, esto es un impulso directo de cualquier tipo de formación, investigación y desarrollo, con el objetivo de aumentar la dotación económica hacia la generación de innovación y conocimiento.

Una política de difusión del impulso innovador, esto es, el establecimiento de mecanismos necesarios para que el proceso innovador se traslade, con eficiencia y eficacia a la actividad económica.

Una política económica de redistribución de cualquier innovación y del conocimiento, esto es, el diseño de una política de distribución de rentas generadas por las innovaciones y el conocimiento, basadas en el aumento de las capacidades de asimilación de cambio y de la traslación hacia una nueva economía.

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